Mentiría si dijese que los inicios son fáciles, pero también faltaría a la verdad si no dijese que son los más bonitos. Recuerdo como si fuese ayer mi primera oficina, que lo cierto es que poco tenía que ver con el centro de negocios de Pozuelo en que se ha convertido Initia Business Center. Un pequeño apartamento en el que con el mayor orden y cuidado, tuve que hacer tetris para lograr un despacho amueblado, con espacios de reunión, en el que además pudiese archivar mis trabajos y en el que trabajase decentemente.
Aunque hoy me sonría, no dejo de pensar en lo fantástico que hubiese sido una oficina virtual tal y como están pensadas ahora.
“Una imagen dice más que mil palabras” ¡Que cierto es! Que diferente hubiese sido empezar por domiciliar la empresa en Pozuelo o en cualquier otra zona de Madrid, ahorrar en esos costes fijos que me volvían loca y ejercer como toda una “mujer de negocios”: tener atención telefónica para mis clientes o recibirles en una de las salas de reuniones totalmente amueblada de una “oficina de prestigio”… En aquel momento pensar que los comienzos podían ser así era un sueño un tanto estúpido y, sin embargo, hoy es posible para todo emprendedor que empieza de cero.
Estamos acostumbrados y prácticamente no reparamos en la cantidad de facilidades que aporta, pero desde la experiencia, la posibilidad de empezar ahorrando en tiempo, recursos económicos y ganando toda la flexibilidad de horarios que permite una oficina virtual es sencillamente maravillosa. Y aunque es cierto que la nostalgia de vez en cuando me lleva incluso a añorar aquella época, ¡bendita revolución digital!
